CALZADEÑOS EN EL A Aiún (4ª parte)

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Cuando terminaba nuestra jornada volvíamos a montar en los camiones dirección a nuestra daira, al llegar allí nos dirigíamos cada uno a nuestra jaima para descansar. Las noches eran entretenidas, a veces se hacían juegos para nosotros y viajes de bienvenida por parte del gobernador:

- Viaje a las Dunas.
- Viaje a los mercados de otras dairas.
- Día del Sahara Marathon.
- Gymkhana en la daira.
- Visita al colegio de mujeres en la daire "27 de Febrero" (única daira con suministro eléctrico).

Llegó la celebración final, la despedida, cantaron todos los coros de los colegios, incluido el del Um Draiga y se mostró el cariño de los niños hacia nosotros regalándonos pulseras, colgantes, dibujos, cartas...

Quiero concluir diciendo que esta oportunidad me fue dada por la Escuela Universitaria de Magisterio y la Diputación Provincial de C. Real por lo que agradeceré toda mi vida porque gracias a este viaje he podido comprobar que la vida en los campamentos saharauis es más dura de lo que vemos en televisión. He convivido con ellos, comiendo poco, sufriendo la falta de agua, de sanidad, pasando calor, frío, viendo injusticias, dolor, incluso compasión hacia nosotros por si lo pasábamos mal. Así son los saharauis, más humanos que cualquier otro pueblo, interesados en tu bienestar, en que no te falte de nada, en tus cuidados... siempre agradeceré cómo me velaron cuando estuve enfermo con 39ºC de temperatura, en esas condiciones utilizaron su bien mas preciado, el agua, para darme un lavado y conseguir que me bajase la fiebre, medicinas caseras de te con hiervas, etc... Para mi familia, que decir, que son parte de mi vida y que mi despedida llena de lágrimas en un camión mientras corrian detrás con los niños en brazos (igual que en la película "Las 13 Rosas") será para mi la viva imagen de un pueblo que nos quiere a pesar de ser responsables de lo que están viviendo.

" Me fui dejando cosas, pero he vuelto con muchas mas".




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